PABLO RIBOLDI · Sant Justo / ARGENTINA

*Coordenada de salida: -30.80441817786997,-60.59657335281372

San Justo, Santa fe, Argentina.
Fecha: domingo 20 de mayo 2012.
Distancia: 2 km recorridos.
Mientras escucho un tango de Piazzola (Marejadilla se llama el tema) voy a hacer un relato de mi viaje por la zona asignada.
Esto es un pueblo, no hay mucho para recorrer, pero las cosas, los lugares, siempre tienen un significado. Acá se convive con las pistas. Las publicidades de la radio no dan direcciones de calles, dicen por ejemplo: “Carnicería Tito, a pasitos de la Escuela Técnica o Metalúrgica Romero, en la esquina del Parquesito…”
En la zona asignada como punto de salida hay una antena, dicen que es de una televisión por aire, como no miro mucha tele no estoy “des”informado. También, se me hace, que es una antena de celular, acá abundan de esas y se dice que son nocivas para la salud. Pero a nadie le interesa mientras puedan mandar mensajitos a sus novios/as.
Enfrente, justo enfrente, hace unos 5 años se murió un longevo empleado de la empresa de mi viejo. Lo piso un camión. Iba en moto y el camión se lo llevo por delante. Es que estaba andando por la ruta. Ahí debería haber una ciclovía, pero no había. No había porque los gobernantes no querían. Decían que no invertirían para las empresas pues estas se podían pagar la ciclovía... Es una zona “industrial” o al menos donde hay una importante cantidad de empresas de la ciudad, donde trabajaban, prácticamente la mitad de los asalariados de la ciudad. Gente que anda en bici o en moto. Acá andar en bici es sinónimo de pobreza. Quiere decir que no tenés plata para comprarte un auto. Lamentable visión. Como muchas otras cosas. Cosas de pueblo. Cosas de este país. Acá invertir es un desafío, un cascote a la laguna. Apostar es, a veces, la última alternativa. Y unos metros más adelante esta la empresa de mi viejo. Después de 30 años de comandar una empresa de materiales para la construcción junto a mi tío construyeron un corralón modelo en la zona. Realmente muy lindo y moderno. La gente los fines de semana se da unas vueltas para ver la vidriera y todo. Es que acá sueñan con tener una casa y un auto. Y que gane River o Boca. Supongo que en muchos lados sueñan eso, pero con otros equipos…
Enfilando para la ciudad, porque estamos en las afueras, podes ver varias empresas, todas dedicadas a rubros referidos al agro, uno que hace galpones, otro que arregla maquinarias, otro que vende cosechadoras, otro que hace perforaciones, y nos conocemos todos. Somos pocos y nos conocemos mucho, dicen. Pero yo creo que nos conocemos poco. Solo conocemos del otro lo que dicen que dicen. O lo que parece que es. Cebollas. Capas sobre capas.
Y por ahí tengo un terreno que es mío, de 6 ha, un montón. Pero no pienso en hacerme una casa. O si, pero diferente. Me gustaría hacer una granja orgánica, algo modelo, que a la vez sea escuela. Pero, por el momento, es una “pelotudez” inviable dice “la experiencia”. Digamos que no se cuentan con los medios ni la situación como para llevarla adelante... Pero no me entrego, ya vendrá viento a favor.
Acá se vive del campo. Ganaderia y agricultura. Y rubros afines. La mayoría siembra soja. El 99,9%, transgénica. Aunque hay avances en el tema, y trabajo en una empresa dedicada al rubro, no me termina de cerrar el tema de la soja transgénica. Pero es lo que nos da de comer, valga la redundancia, a este país y a muchos otros en Oriente lejano. El 25% de lo que le ingresa en dólares al Estado Argentino es en concepto de exportaciones de soja y derivados. Un montón. Con eso se pagan sueldos de empleados burocráticos, maestros y hospitales. Y hay gente que se queja. La misma presidente está en contra de los “campesinos”. Una contradicción más en este país tan contradictorio.
Viví en España (Catalunya en realidad) 2 años, en el 2002 al 2004, en Bcn. Siempre me preguntaban cómo puede ser que un país tan rico le vaya tan mal. Todavía no lo entiendo. Pero creo que somos contradictorios por naturaleza. Ahora, se dice que estamos mejor que en el 2001. Es verdad, pero no tanto. En cualquier momento esta situación capota.
Y después entras en el pueblo. Podría decir que es como todos los pueblos, pero no es así. Porque es el pueblo donde nací. A la derecha, un edificio amarillo y negro. Negro de la mugre, del moho juntado en años. Y es mi escuela. La escuela Normal. Así se llama. Escuela Normal Republica de México. Si sos “anormal” no vas a esta escuela? En realidad vas igual, y ahí te “normalizan”.  Creo que puedo decir con orgullo que logré “zafar” del sistema educativo. Y sigo unos metros, a la izquierda una verdulería y pienso en lo barato que son las frutas. Golosinas saludables. Y aparece el primer semáforo del pueblo. Hay como 10 en total en el pueblo y hay que esperar no se qué, porque no pasa nadie. Para mí que el intendente en su momento tenía “convenio” con el fabricante de semáforos y estaba “comisionado”. Por eso tantos semáforos en la ciudad. O bien es esa devoción de la gente de acá por decir que vive en una ciudad, con semáforos!! Somos pocos, 20.000 habitantes, pero nos gusta decir que somos 30.000. Giladas. Somos pocos, acá y en el país. Andando te das cuenta que es un país totalmente despoblado.
Y en el Artículo 25 de nuestra Constitución Nacional dice:
- El Gobierno Federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes. 
Así que desde ya, están invitados!!
Ahora escucho una música japonesa. Qué lindo y organizado es el Japón. Lo que necesitamos acá es inmigración japonesa definitivamente. Vos te olvidas algo en el metro y vas al otro día y alguien lo deja en mesa de entrada. Eso es increíble acá. Ojo! Ustedes pueden venir también, tampoco para andar contradiciendo la Constitución!!! Pero necesitamos japoneses...
El semáforo da verde, entras por la avenida principal, la Avenida Iriondo. Fa! Que lujo! Todo está bastante lindo. La gente cuida sus casas. Casas bajas, con pasto en el frente y algunas con rejas. Al pedo nomás porque si bien se habla mucho de la “inseguridad” pocas son las veces que entran a robar. Es más el miedo que mete la tele que los casos de la realidad.
Las calles están un poco sucias nomás: la municipalidad (el ayuntamiento) no se esmera en hacer trabajar a sus (nuestros) empleados. Lo importante es que sean fieles a la hora de votar, ellos y sus familias. El resto, es secundario...
Haces una cuadra, 100mts, pasas una farmacia, un negocio de audio, una bicicletería que es una paquetería porque conserva esa grasa innata en sus paredes, y en una esquina vivo yo, enfrente del “Gordo Vignatti”, dedicado a la ganadería y, como podrán inducir de su sobrenombre, muy activo a la hora de “morfar” (lunfardo: comer desmesuradamente).
Vivo en un departamento de primer piso. Abajo, con un “colega” pusimos un bar. Aniceto se llama y tocan bandas en vivo. Nos va más o menos bien. La cultura no se paga, y las bandas no siempre tocan gratis. Así que remando. Arriba, en un departamento bastante acogedor, se constituye mi refugio momentáneo. Subís las escaleras, abrís la puerta, saludas a la flaca que anda por ahí, y en la habitación del fondo estoy yo en la cama escribiendo esta crónica. O mejor dicho, dejando de escribirla.
Es que acaba de despertarse de la siesta mi niña. Y me grita algo que todavía no entiendo, pero me dan ganas de abrazarla y darle un beso. Así que…
Hasta la próxima!

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